El tomate ecológico es una de las hortalizas de mayor consumo a nivel mundial. De hecho, se estima que se produce la increíble cantidad de 131 millones de toneladas anuales. Es muy apreciada por sus propiedades nutricionales y es el ingrediente principal de muchos platos procedentes de diferentes culturas.
Se trata de una planta compleja, así que es importante que conozcamos todo sobre ella, incluyendo sus características, variedades, y los métodos de cultivo más comunes. De esta manera, obtendremos un fruto de calidad en nuestro huerto urbano.
Lo que se debe saber acerca del tomate ecológico
Es una especie dicotiledónea, es decir, su semilla tiene una plántula con dos cotiledones. Forma parte de la familia de las solanáceas, y hoy en día se cultiva en todas partes del mundo.
Su origen
El tomate originalmente se cultivaba en el continente americano desde el año 700 a.C. Sin embargo, era una hortaliza muy distinta a la que conocemos en la actualidad, que en realidad es una mutación de una variedad más pequeña y de textura lisa.
No fue hasta finales del siglo XV cuando este fruto llegó a Europa a través de los españoles. Para el siglo XVIII, ya era un ingrediente indispensable en la dieta de los europeos. Y posteriormente, su producción y consumo se extendió a todos los continentes.
Características
En cuanto a sus raíces, estas pueden crecer hasta 60 centímetros a un ritmo de 3 centímetros diarios. El sistema radicular está conformado por una raíz central, de las cuales crecen ramificaciones. El tallo suele tener un forma cilíndrica, está erguido y alcanza hasta los 250 centímetros de alto. Está cubierto por un tipo de vellosidades conocidas como tricomas.
Sus hojas tienden a ser cortas, aunque esto varía dependiendo de la especie. La flor es de color amarillo y crecen formando pequeños racimos. El fruto puede tener diversos colores, como el amarillo, el rosado y el más común, el rojo. Su superficie es lisa y la forma es redonda, ovalada o de pera. Alrededor del 33 % del fruto es pulpa.
La semilla tiene un tamaño de 3 a 5 milímetros de diámetro y está cubierta de vellosidades. Existen en diferentes tonalidades, desde el gris hasta el ocre.
Parámetros de adaptación
Aunque esta planta se produce en todo tipo de climas y suelos, tendremos mejores resultados en un clima seco con temperaturas intermedias. Para su desarrollo óptimo, la temperatura ideal durante el día debe oscilar entre los 28 y los 30ºC, y en la noche, entre 15 y 18ºC. Es posible cultivarla aun altitud entre 20 msnm y 2.000 msnm.
Necesita luz solar durante aproximadamente unas 8 horas y el porcentaje de humedad relativa más apropiado es del 70%. Se adapta bien a suelos orgánicos, arcillosos arenosos y franco-arenosos. Estos tiene que ser profundos, con mucha fertilidad y bien drenados.
Variedades
Es sorprendente la cantidad de variedades del tomate. Algunas de las más consumidas son cherry, bola, uva, roma o saladette, monserrat, pera, vergel, terrades, sonatine, marglobe y dombito.
Cómo se cultiva esta hortaliza
Una vez que conocemos las características principales del tomate y las condiciones necesarias para su desarrollo, ya podemos empezar a aprender acerca de su cultivo. Lo primero es conseguir el lugar indicado para cultivar. Si no tenemos un huerto en casa, una buena opción es el alquiler de huertos.
Siembra
La época ideal para la siembra depende del clima de la región. En zonas frías, es mejor en abril, y en climas suaves, en marzo. Los expertos recomiendan utilizar semilleros. Debemos cubrir cada semilla con medio centímetro de tierra o sustrato.
Luego, tenemos que regar de forma cuidadosa para no remover la tierra. Es importante no exagerar con el agua, basta con que la tierra esté húmeda, pero nunca empapada.
Transplante
Una vez que las plántulas estén medianamente desarrolladas (que tengan unas cuatro hojas), hay que trasladarla a nuestro huerto, ya sea en mesas de cultivo o al aire libre. Es fundamental que seamos cuidadosos en esta etapa, de lo contrario, podemos dañar la plántula.
Para sacarlas de la tierra, tenemos que cogerlas por la parte del tallo que está más cerca al suelo y tirar con firmeza pero siendo cautelosos. Cuando la enterremos, debemos cubrir a la plántula con tierra hasta donde empiezan a brotar las primeras hojas. Hay que regar constantemente y de manera abundante.
Instalación de tutores
El siguiente paso es instalar los tutores, pero, ¿qué son? Son palos que se entierran al lado de cada planta y miden alrededor de 150 centímetros de altura. La función del tutor es sostener a la tomatera para que crezca de forma vertical. Este paso lo realizamos tras pasar 15 o 20 días del trasplante.
Se sujeta justo debajo de cada rama de flores. Los tutores son necesarios sin importar la especie que cultivemos. Si no los usamos, la tomatera no crecerá adecuadamente, por lo que no producirá frutos de alta calidad. Así que no hay que olvidarlos.
Poda
Se puede realizar entre los meses de mayo y julio. La llevamos a cabo cortando justo arriba de las ramas florales.
¿Por qué es importante la poda? Si no podamos la tomatera, crecerá como una planta “piramidal”, lo que quiere decir que de la rama central nacen otras idénticas a esta, y lo mismo sucede con las ramas secundarias.
En este caso, la planta se concentrará principalmente en su propio desarrollo. Por esta razón, obtendremos frutos poco desarrollados y una tomatera muy frondosa, algo que queremos evitar a toda costa. Ahora bien, es importante aclarar que no todas las variedades necesitan que sean podadas.
Recogida
Este es el último paso, donde vemos el resultado de nuestro esfuerzo y paciencia. Normalmente, la recogida se lleva a cabo entre julio y agosto, pero esto depende de la madurez de los frutos. Para saber si es tiempo de cosechar, tenemos que evaluar la apariencia, color y consistencia del fruto.
Aunque el proceso de cultivo del tomate es delicado y requiere dedicación, si seguimos las recomendaciones antes mencionadas, el resultado que obtendremos será una deliciosa hortaliza que podremos incluir en múltiples platos. Entonces, es momento de empezar a cultivar tomates en nuestro huerto urbano.
